La directora de la escuela: “Gómez dijo que él se hacía cargo de Florencia; a la madre nunca la vi”
En la segunda audiencia por el crimen de la niña de 12 años declararon autoridades del establecimiento "Rosario M. Simón" donde asistía. Aseguraron que hacía “una semana que no iba” cuando reportaron su desaparición, y que ese día no recibieron “ningún llamado de la madre”. Gómez estaba registrado en la institución como el “padre” de la menor.
Once personas se sentaron hoy frente al tribunal para dar su testimonio en el juicio por el homicidio de Florencia Abril Di Marco, encontrada sin vida el 23 de marzo del 2017.
El único sospechoso de matarla fue su padrastro Lucas Gómez, quien tras ser encarcelado en La Botija, se ahorcó en su celda. Por eso, Carina Di Marco es la única que enfrenta el proceso oral como “partícipe necesaria” en los abusos sexuales que padeció la niña de 12 años.
La segunda audiencia comenzó minutos antes de las 10 y se extendió por más de tres horas. Declararon familiares de la imputada, docentes y directivos de las escuelas "Rosario M. Simón" y "Pancha Hernández"; además profesionales de la Maternidad “Teresita Baigorria” y de la Comisaría del Menor.
La acusada arribó a Tribunales minutos antes de las 9 y aguardó la llegada de los jueces que determinarán cuál fue la responsabilidad que tuvo: Hugo Saá Petrino, Fernando De Viana y Hugo Miranda Folch.
Estuvieron presentes su defensora, Karina Mantelli y el fiscal Fernando Rodríguez. Al igual que ayer, asistieron algunos parientes de Di Marco.
La coartada del padrastro en la Escuela Rosario M. Simón
El día anterior al hallazgo del cuerpo, Gómez aseguró haber dejado a Florencia en la puerta del establecimiento al que asistía. Sin embargo eso no fue lo que ocurrió.
En paralelo, Di Marco estaba internada en la Maternidad porque había dado a luz por cuarta vez: era su segunda nena.
“Se presentó el supuesto padre de la menor y nos dijo que la estaba esperando hace 20 minutos en la calle y no salió. La bibliotecaria lo acompañó a recorrer las instalaciones. Por supuesto que no encontró nada, pero seguía asegurando que la había traído”, relató la directora de la escuela, Alejandra Werchracki.
Más tarde, la maestra de guardia, los compañeros que aún permanecían y la docente responsable del grado ratificaron que Florencia no había asistido a clases y que no iba desde “hacía una semana”.
Esa mañana de miércoles “nos recalcó que él se hacía cargo de la niña, que la amaba como su hija”, dijo la directora. Explicó que todos los días el hombre la llevaba y la retiraba. De la madre aseguró que “nunca la vio”.
Por su parte, la vicedirectora, Sebastiana Palacios sostuvo que instaron al padrastro a realizar la denuncia, pero se demoró en hacerlo. A su vez, solicitaron autorización para pedir por el paradero a través de Facebook.
“A medida que pasaron las horas, tomamos conocimiento que la mochila de la nena había sido encontrada. Él en ningún momento nos hizo referencia de que ya lo sabía”, cuestionó Palacios.
Werchracki reveló que “desde que se conoció la desaparición” no recibió “ningún llamado de la madre”.
Las directivas también plantearon que Gómez estaba registrado como el “padre” de Florencia, y que más tarde conocieron que en realidad era su padrastro.
La reacción de Di Marco y su internación
La madre de Florencia ingresó a la maternidad el 21 de marzo del 2017 y estuvo hasta el 23. Durante ese periodo fue asistida por dos trabajadoras sociales, primero por Verónica Caivano y más tarde por Mónica Inés Prétel.
En el cambio de guardias, que se produjo el 22 alrededor de las 13, Di Marco ya sabía sobre la desaparición de su hija. Por eso, ambas profesionales le propusieron darle el alta, pero ella respondió que “iba a ver”.
“Me dijo que se estaba ocupando su pareja”, indicó Caivano quien consideró ante el Tribunal, que por el rostro vio a “una mamá preocupada”.
Prétel, que quedó a cargo de la guardia, explicó que el ofrecimiento a Di Marco fue “una excepción” porque “debía permanecer 48 horas”. A su vez aseguró que “todo el equipo iba a cuidar a su bebé”.
“Al día siguiente (23 de marzo) me sorprendió que siguiera internada. Estaba durmiendo, la desperté y le pregunté si tenía noticas de su hija, pero me dijo que no”, rememoró.
La trabajadora indagó sobre con quién podría estar la niña y Di Marco le dijo que “no conocía a su papá, no tenía amigas, ni novio”.
“Le repetí que se podía retirar y no quiso. Me dijo que ya iba a aparecer”, agregó Prétel.
Los jueces preguntaron sobre el accionar de Di Marco y la profesional contestó: “Noté una persona sin reacción. Me generó muchas dudas por la experiencia. Habitualmente tenemos que convencer a las pacientes de permanecer 48 horas”.
En este sentido es que advirtió “un desinterés” porque Di Marco “no reaccionó para ir a buscar a su hija”, y eso no lo había observado en otras mujeres.
Después dieron sus testimonios las psicólogas Luciana Griotti y Sandra Beatriz Pérez. Esta última se desempeñaba en la Comisaría del Menor.
Pérez, en su informe psicológico sobre Di Marco indicó que estaba “orientada en el espacio y tiempo”, que presentaba “coherencia en el discurso” y “un pensamiento sin alteraciones”.
Algunas de las manifestaciones que la mujer le hizo cuando la niña aún estaba desaparecida fueron: “Me cuesta creer lo que estoy pasando”; “Flor era una chica cerrada”; “yo le decía que tuviera cuidado con los hombres mayores”.
“En diferentes tramos se la veía angustiada, con los ojos llorosos. Estaba sorprendida del comportamiento de su hija por haberse ido. Lo atribuía a que no se adaptaba a la escuela”, fundamentó Pérez.
Asimismo, le consultó a Di Marco por el vínculo de Florencia con su padrastro y contestó que “jugaba con él y se hacían chistes”.
Más tarde, Pérez se entrevistó con Gómez y recordó que lo vio “expectante y con ansiedad”. Se mostró “controlador de la intervención que estaba realizando y de lo que apuntaba en el escrito.
“No había angustia, por momentos sonreía como nervioso. Se sentía interrogado y sospechoso. Aludía que la niña estaba celosa por el nacimiento de su hermanita”, manifestó.
El allanamiento y la detención de Gómez
Un día después del hallazgo del cuerpo de Florencia re realizó un procedimiento en la vivienda de la familia, ubicada en el Barrio Lucas Rodríguez. En ese momento, la jueza Penal, Virginia Palacios ordenó la detención del padrastro.
Pérez asistió al allanamiento y elaboró otro informé que fue elevado a la División Homicidios y hoy forma parte de la instrucción contra Di Marco.
Durante la jornada “a Gómez se lo observó sin resistencia al procedimiento. No se le detectó angustia. Sí expectante y pendiente de todo lo que se hablaba”, contó la psicóloga.
Los tres hijos de la pareja habían quedo bajo el cuidado del tío de Florencia.
Di Marco, “en algunos momentos se quebraba, pero en general se mantenía controlada”.
“Su actitud fue expectante con cierto control de cuanto lugar y objeto se analizaba. No se observó comportamiento resistente”, agregó.
“Esto es para encontrar al verdadero culpable, decía”, mencionó Pérez.
Al momento de la detención de su pareja “ella estaba sentada en la mesa dando la espalda a lo que estaba sucediendo con él (…) estaba callada”, contó la profesional.
Durante el allanamiento, la psicóloga tuvo acceso a los cuadernos de Florencia. Así notó que las tareas estaban completas y que comenzaban con una pregunta: ¿cómo me siento hoy”. Predominaba una carita feliz cuando debía responder.
Ante la consulta del fiscal, Fernando Rodríguez, la psicóloga transmitió que lo único llamativo fue una sábana que “estaba manchada” del lado reverso. Di Marco le explicó que eran las que había utilizado luego de dar a luz.
La familia de la imputada
Casi al final de la jornada declaró el hermano de la acusada, Cristian Di Marco. Sostuvo que Carina y Gómez mantenían una “excelente relación” con sus hijos y que no detectó actitudes extrañas hacia Florencia.
Tampoco conocía malos tratos de su cuñado, a excepción de “una vez que la empujó”. También reconoció que “habían discutido para las fiestas, pero más de eso no”, según puntualizó.
Cristian trabajaba con Gómez en el reparto de mercadería. Expuso que se veían “día por medio”. Y a su vez, ambas familias se frecuentaban.
Su hermana había declarado que “todos los fines de semana” Gómez se alcoholizaba y la agredía”. En su testimonio, Cristian no coincidió al expresar que “nunca lo vio ebrio” pese a que se veían habitualmente.
También reconoció que “una vez” vio a su cuñado “consumiendo” pero que “no lo hizo más”.
El último en declarar fue el abuelo de Florencia, Carlos Alfredo Di Marco. Para él, su yerno “demostraba ser una persona normal”.
De la misma forma planteó que alrededor de cinco años antes del homicidio de Florencia, Gómez le confesó que “consumía”.
Carlos tampoco advirtió comportamientos extraños hacia la niña de su padrastro y mostró una coincidencia con el testimonio de su hija, quien al escucharlo asentía con la cabeza.
A diferencia de la primera audiencia, la madre de Florencia permaneció con cierta frialdad en su rostro. Sus ojos sólo se llenaron de lágrimas cuando su padre recordó su infancia y la de sus 10 hermanos.
Ante el Tribunal, el hombre tuvo contradicciones respecto a su declaración en la instrucción y el fiscal se las hizo saber.
Sobre las “pesadillas” que atravesó Florencia, el abuelo había dicho que se lo comentó a Carina y Gómez. Hoy dijo no tener “noción” de eso.
Al ser indagado sobre alguna inquietud de la niña respondió que “no conocía”. Sin embargo, en su momento expuso: "Ella vivía con un temor como si le hubieran hecho algo, pero no sé qué. También le contaba a una hija en Mendoza”.
Durante la jornada también testificaron las docentes Marcela Susana González y Jésica Maturano.
Este miércoles, la audiencia comenzará a las 9 y estará destinado a los peritos, efectivos policiales, forenses y profesionales de la Cámara Gesell.